miércoles, 11 de marzo de 2009

¿Que es EFT?



EFT es una herramienta sencilla y tremendamente eficaz, que fácilmente puede ser aprendida por cualquiera, y que posibilita, mediante unos sencillos “golpecitos”, tapeos o tapping en determinados puntos de nuestro cuerpo, movilizar la energía. Esta técnica, creada por Gary Craig, se apoya en el siguiente postulado:
“La causa de todo malestar emocional es una alteración en el sistema energético corporal”
En realidad, y dicho de modo sencillo, podríamos explicar EFT como una técnica moderna de acupuntura sin agujas, que estimulando en ciertos puntos que corresponden a los meridianos energéticos del cuerpo, posibilita la liberación de la energía estancada, densa, y que está generando una respuesta de malestar, para permitir que dicha energía fluya libremente, posibilitando el equilibrio y bienestar.

EFT es eficaz en el tratamiento de todo malestar emocional (miedos, depresiones, fobias, tristeza, ansiedad, … ), pero además, en un gran número de casos ha demostrado ser igualmente eficaz en el abordaje de problemas físicos.

Gary Craig afirma que EFT constituye el primer piso de un nuevo paradigma en el rascacielos de la sanación, e invita permanentemente a utilizarlo en todo.


Si accedes a esta pagina :


Podrás encontrar dibujos de los puntos de taping, la secuencia y toda la información necesaria para aprender a usar esta herramienta, o en su defecto cursos que te pueden ayudar.

"¿Sientes Insatisfacción?"


¿Te encuentras en una situación que genera insatisfacción y deseo de cambio? ¿En que áreas de tu vida te encuentras bloqueado o estancado sin saber que hacer? ¿En que dominios de tu vida no estas eligiendo y te quedas con lo que te toca?
En ocasiones nos percatamos de estar fijados en una conducta improductiva, basada en un modelo mental, y a pesar de nuestras buenas intenciones de cambio, aparecen resistencias que frenan este impulso inicial de transformación.

¿Cómo liberar nuestras energías en apoyo de nuevas formas de ver y de ser?

Todo lo que hacemos lo hacemos por alguna razón. A veces esta razón es consciente y elegida y otras es inconsciente y automática pero siempre hay beneficios que justifican la acción. Todo comportamiento es adaptativo y tiene una intención positiva.

¿Cómo comprender las fuerzas que te impulsan a no cambiar aún cuando el estado presente es causa de insatisfacción?

Te propongo responder a una serie de preguntas que te traerán una mayor comprensión de ti mismo y te posibilitarán realizar más efectivamente cambios de comportamiento.
¿Qué aspectos de tu vida te impiden ser más efectivo, relacionarte mejor y sentirte más satisfecho como ser humano?

No censures ningún tipo de respuesta. Todas te aportarán información sobre tus aspiraciones más comprometidas.
¿Qué valores o convicciones se derivan de tus respuestas a la primera pregunta? Investigar la raíz de la insatisfacción nos permite salir al encuentro de aquello que nos concierne profundamente, aquello que verdaderamente nos importa. Te animo a completar las siguientes frases: "Creo firmemente en el valor de …", "Estoy comprometido en la creación de un entorno en el que prevalezcan …"
¿Qué estás haciendo o no haciendo que te impide realizar tus valores y expresarte más plenamente?

Seguro que puedes encontrar factores externos e internos que contribuyen a producir las actuales circunstancias, pero cuando accedemos y nos ubicamos en el mapa causal más personal de la situación las posibilidades de modificación dependen más directamente de nosotros, porque uno siempre puede contribuir a cambiar aquello que contribuyó a crear.
Teniendo en cuenta las acciones emprendidas en contradicción con tus compromisos vitales, ¿Qué consigues con esos comportamientos? ¿qué te aportan esas conductas a ti? En este punto el problema se convierte en una oportunidad porque posibilita iluminar y deshacer una barrera al cambio que hasta ese momento había permanecido oculta. El problema se transforma en una posibilidad de aprender y de encauzar eficazmente nuestros recursos, nuestras energías, nuestro poder personal.
Cuando consideras cambiar ¿qué te preocupa? ¿Qué miedos sientes? ¿qué es lo peor que podría suceder durante este proceso de cambio?

En las respuestas a estas preguntas descubrirás valores y principios ocultos, porque los temores se derivan de suponer que algo valioso para uno está en peligro. El dilema entre objetivos conocidos y ocultos es el que genera el campo de fuerzas en el que quedamos atrapados sin cambiar a pesar de nuestras buenas intenciones.
¿Qué aspiraciones o valores se encuentran detrás de tus miedos?

Te resultará más fácil encontrar la respuesta, completando la siguiente frase: Mi temor a … nace de mi compromiso con … o de mi aspiración a … La energía para el cambio vendrá de tener en cuenta todos los valores posibilitando así elegir comportamientos que satisfagan todas nuestras necesidades. Se trata de una forma de autorespeto que nos impulsa a encontrar estrategias creativas que honran los intereses profundos de distintos aspectos de nuestro ser.
¿Qué áreas de tu vida muestran más resistencia al aprendizaje? ¿A que cosas aun no te atreves? ¿Que te dices entre tanto? ¿Que conversaciones aparecen?
¿Qué pasaría si tomaras más riesgos? ¿Qué sería lo peor que podría pasar? ¿Qué lo mejor?

" ¿Vives plenamente?"


¿Cuándo sientes que vives plenamente? ¿Qué haces en esos momentos? Tómate un tiempo para reflexionar acerca de los momentos destacados de tu vida. Vuelve la vista atrás y observa esos puntos culminantes del camino recorrido. Anota los valores que quedaron reflejados y las habilidades, las competencias desarrolladas en esos retazos de tu historia personal. ¿Cuáles de esos talentos sigues usando? ¿Cuáles te resultan sorprendentes? ¿Cuáles te has animado a desarrollar?


Diluyendo las creencias limitadoras restablecemos comunicación abierta con nuestros valores, expectativas, nuestros estados internos y nuestras experiencias, situándolos de nuevo en un contexto que puede ser permanentemente actualizado.

¿Te has percatado de cual es tu manera particular de vivir tus interpretaciones como si fueran reales? ¿Cuántas veces sacas conclusiones a partir de una simple suposición? ¿Cuáles son los modelos de pensamiento que te encasillan? ¿Cuáles son las creencias que te resultan más limitadoras? ¿Hasta que punto te estancas por los apegos que tienes a las formas conocidas de hacer las cosas?


El aprendizaje ocurre cuando podemos cuestionar nuestras interpretaciones y nuestras certezas. ¿Qué sucedería si … Te animases a hacer algo que te permita expresar plenamente tu don innato. Te atrevieras a abrir nuevos espacios en tu vida para favorecer el desarrollo de habilidades recién descubiertas. Te adelantaras a los acontecimientos y utilizases tu imaginación para poner en marcha nuevas fuentes de recursos personales?


Te invito a reflexionar sobre la mejor manera de incorporar a tu vida el tesoro de tu mejor potencial. Estarás alineándote con el fluir natural de tu personal corriente de energía y esa corriente te traerá plenitud y gozo.

" ¿Que Habilidades y Talentos tienes?"


Todos tenemos talentos. Algunas personas nacen sabiendo cuáles son sus dotes innatos, los cuidan y los desarrollan. Otros apenas los reconocen y viven su vida desde la sensación de carencia e impotencia.
Algunos obstáculos que impiden reconocer los propios talentos se forman a partir de creencias limitadoras que promueven una baja autoestima y nos sumergen en actitudes de impotencia. Somos muy hábiles para contarnos cuentos, en nuestro diálogo interno, que luego creemos como si fueran verdades absolutas. Las creencias limitadoras surgen de las generalizaciones, las supresiones y las distorsiones que han sido colocadas en un marco problema, un marco fracaso o un marco imposibilidad.
Cada cual tiene su propio mapa del mundo. Simboliza nuestra mirada que muchas veces la confundimos con la verdad, que vendría a ser el territorio. El mapa habla solamente de como nosotros vemos las cosas. Los mapas de las personas son muy distintos entre sí, según sean sus antecedentes, su sociedad, su cultura, su formación profesional y su historia personal.
Crecemos cuando coordinamos nuestro mapa del mundo con los de los demás. Cuando enriquecemos nuestros mapas mentales conseguimos ver más opciones y alternativas. A medida que nuestro mapa del mundo se expande y enriquece, lo hace también la percepción que tenemos de nuestra identidad y del valor de nuestra existencia.

¿Estás en contacto con tus peculiares capacidades y habilidades? ¿En qué áreas eres especialmente competente? ¿Aplicas energía y dedicación a desarrollar tus destrezas? ¿Sabes potenciar tus dones naturales? ¿Cuáles son tus fortalezas?
Una actividad como elaborar una lista de tus competencias más importantes puede aportarte resultados sorprendentes si la realizas con honestidad, no dejando espacio a la falsa modestia. ¡Quizás tienes más habilidades de las que pensabas!
Muchas personas parecen quedarse estancadas en una misma profesión o campo de actividad hasta que llegan momentos de crisis, como cierre de la empresa para la que trabajan o quiebra del negocio, y se ven impulsados a explorar otros territorios laborales en los que empiezan a reconocer y desarrollar nuevos talentos, recursos propios no tenidos en cuenta hasta ese momento.

¿Cuál crees que es mi punto fuerte? ¿Qué talento ves en mi? ¿En qué momentos, en qué actividades suelo expresar ese talento? ¿Qué es lo que yo suelo hacer naturalmente sin esfuerzo pero que para los demás no resulta fácil? Si yo fuera hacerme famoso por algún talento especial y se llegase a hablar de mi en las revistas, ¿en qué revista aparecería y que se diría de mi? ¿Poseo algún don que te recuerda a algún antepasado de nuestra familia?

Muy a menudo los talentos y las habilidades personales suelen estar relacionados con aquellos valores que para nosotros son intrínsecamente importantes. Quizás lo más importante para ti está relacionado con la creatividad, con la libertad de expresión, con la paz, con la belleza, con la experimentación, etc.,… Todos tenemos nuestros propios valores y los talentos necesarios para actualizarlos en nuestra vida.

"El juego de quitarse las gafas"



Responder a estas preguntas te colocará en la posición de observador de tus propios puntos de vista. Algo así como quitarse las gafas y convertirlas en objeto de observación directa. Y esa posición es efectiva porque demasiado a menudo nos atascamos buscando alternativas que funcionen dentro de nuestros puntos de vista habituales, sin darnos cuenta que lo que hace falta es transitar espacios nuevos, perspectivas diferentes, que aunque al principio estarán en sombras se irán llenando de luz. La sombra es la posibilidad todavía desconocida, la capacidad aún no empleada.


¿Tienes un problema que se te resiste?

¿Qué puedes hacer si con las acciones emprendidas los resultados que obtienes no son los deseados?

¿Te encuentras a menudo haciendo diferentes cosas pero llegando al mismo resultado insatisfactorio?

¿Qué posibilidades de acción tienes desde tu posición de observador de la realidad?

¿Desde qué puntos de vista lo estás contemplando?

¿Cuáles son las creencias en la que estás basando tus interpretaciones de los hechos?

¿Cuál es la conversación, el diálogo interno que mantienes acerca de ello?

¿Cuál es la postura personal que adoptas frente a eso?

¿Qué emociones te despierta esas interpretaciones?

¿Cuál es el espacio disponible para la acción que te dejan todos estos juicios?

"¿Tienes Miedos?"



¿Recuerdas algún momento de tu vida en que un miedo se adueñó de ti? ¿Qué precio pagaste por eso?¿Recuerdas cuando fuiste capaz de adueñarte de una situación aun sintiendo miedo? ¿Cuál fue tu recompensa?
Tenemos miedo cuando creemos que existe la posibilidad de que suceda, o de que haya sucedido, algo malo, perder algo que valoramos, o no conseguir un resultado deseado. El miedo es una emoción que se presenta, nos avisa de un peligro, e invita a la acción, la preparación y el uso de energía para proteger aquello que apreciamos. También anima a investigar lo desconocido y a tomar las medidas de precaución que resulten más convenientes para protegernos de una amenaza.
Pero, ¿qué sucede cuando los miedos son ilusiones que vivimos como si fueran ciertas? ¿Te has sentido alguna vez secuestrado por el miedo, sintiéndote paralizado, incapaz de verificar los hechos y de avanzar hacia tus objetivos?
Los miedos surgen de diversas fuentes. Es interesante tomar conciencia de ellos, aceptarlos y examinarlos para determinar su origen y si son o no infundados. Puede que se trate de miedos que se remontan a la niñez, dado que los padres tratan de hacer todo lo posible por proteger a sus hijos. Cuando éramos niños aprendimos a tener miedo de las cosas nuevas, de lo desconocido o de todo aquello para lo que no teníamos explicación. Pensamos que el pasado es una buena fuente de información de lo que puede ocurrir en el presente y en el futuro y confundimos interpretaciones con hechos. Aprendimos el comportamiento y hoy lo seguimos empleando automáticamente, aunque las circunstancias sean diferentes y tengamos muchos más recursos que entonces. Nos vemos como víctimas a merced de los acontecimientos olvidando nuestra capacidad para responder frente a la situación. Olvidamos que, aunque no puede alterar las circunstancias, siempre podemos actuar sobre el efecto que los acontecimientos tienen sobre nosotros a distintos niveles.
A veces utilizamos nuestros miedos para justificar nuestra imposibilidad de llevar a cabo ciertas cosas. Elegimos tener miedo con tal de no salir de nuestra zona de comodidad. Y odiamos admitirlo porque creemos que tener miedo está mal. Es el momento para detenernos y averiguar las razones de ese miedo:
¿Qué tienes miedo de hacer? ¿Qué te asusta? ¿qué te imaginas que puede suceder? ¿qué pérdida te ocasionaría que eso sucediese? ¿qué te hace pensar que eso puede suceder y que si sucede te causará daño? ¿se te ocurre alguna forma de reducir la probabilidad de que eso suceda? ¿se te ocurre alguna forma de reducir la magnitud del daño que sufrirías en el caso de que eso suceda? ¿Podrías hacer mas importante la posibilidad que el temor te descubre que el miedo propiamente dicho? ¿hay alguna otra cosa que necesitarías hacer para estar en paz aunque sigas sintiendo miedo?
Desde esta perspectiva de investigación, el miedo puede ser nuestro amigo, porque por lo general, tenemos miedo por alguna excelente razón. A menudo, la mejor solución es enfrentar ese miedo para luego entrar en acción. Analiza el por qué de tus miedos y piensa en lo que podrías hacer para mitigarlos. Entonces, te será mucho más fácil ponerte manos a la obra. No tenemos el poder de hacer desaparecer el miedo una vez la emoción se instala en nosotros, lo que podemos hacer es aprender a hacer las cosas sintiendo esa sensación. Cuando hayas aprendido a ponerte en acción con miedo, este aprendizaje te durará para siempre. Visualízate teniendo coraje, recordando las veces que lo supiste actualizar para enfrentar lo que te atemorizaba. Recuerda que si una vez tuviste coraje es porque es parte de ti y por lo tanto está disponible, a tu alcance, siempre que lo necesites.
Cuando uno canaliza su miedo mediante acciones concretas, tiene mayor probabilidad de reducir el riesgo que lo acecha o los daños que pueden ocurrir. Más allá del resultado final, quien actúa en coherencia con sus valores y objetivos experimenta durante el proceso su integridad personal. Sabe que hizo lo mejor posible más allá de los resultados. Así, puede acceder a una sensación de paz interior. En este estado, es capaz de aceptar la posibilidad de una pérdida y prepararse para afrontarla.
Si quieres realizar tus sueños, tendrás que correr algunos riesgos. Las personas que nunca se arriesgan suelen anquilosarse y marchitarse. Necesitamos coraje para ser emprendedores, definiendo el coraje como esa cualidad de carácter que te permite hacer lo que hay que hacer, enfrentar con valor el peligro, sabiendo que existe la posibilidad de que lo peor ocurra. El riesgo es una invitación a expandirse y saltar las propias limitaciones. Entonces el máximo potencial del ser humano aparece para hacerse cargo de la situación.
Como decía Anais Nin, la vida se contrae y se expande en relación directa a nuestro coraje.

" ¿Tu escuchas?"



Qué tipo de escucha desarrollamos? ¿Desde qué lugar estamos prestando atención al otro?
Cuando una persona se siente escuchada, se siente atendida, y eso genera un profundo proceso que le anima a una mayor apertura. Al dar valor, importancia y consideración a las revelaciones de la persona que nos habla, creamos un clima de cooperación y receptividad en nuestro interlocutor. Las personas tenemos en nuestro interior, vastos recursos de auto comprensión, y también recursos para posibilitar el cambio de conceptos propios, de conductas y actitudes. Si se logra crear un determinado clima, una conversación puede suponer una eficaz herramienta de transformación, una sencilla pero eficaz manera de tomar conciencia de lo mejor de uno mismo. La verdadera escucha significa, entre otras cosas, estar presente para el otro, sin juicios ni evaluaciones, facilitando las palabras que le permitan una mejor autoexploración.

¿Alguna vez has logrado escuchar cuidadosamente a alguien, comprobando si realmente vas comprendiendo su discurso, atendiendo a su mensaje, reconociendo el tono y los matices emotivos, manteniéndote presente y entregado al proceso de la conversación?
Si lo has logrado seguro que lo recuerdas porque se trata de una experiencia profunda y gratificante. La persona que sabe escuchar aprende a practicar la autodisciplina, a evitar o reducir los malentendidos y a encontrar el momento oportuno para hacer una pregunta o una afirmación.

Mantente alerta y desde la sinceridad, proporciona a tu interlocutor una pista verdadera de cuándo lo sigues y cuándo no: Muestra que atiendes perfectamente, al repetir, lo que la otra persona ha dicho en una o dos oraciones gramaticales que lleguen al significado personal que tu interlocutor está intentando transmitir. Si no entiendes lo que la persona está diciendo, o te sientes confuso, o te has perdido, pide repetición o clarificación de las frases que no has llegado a comprender. Esta actitud implicará que la persona que habla se verá llevada a profundizar en sus planteamientos y a ser más consciente de lo que siente. No se trata de una técnica a poner en práctica, sino de escuchar "con la intención auténtica de comprender".
No etiquetes a las personas: ¡Cuantas veces tildamos de aburrido, repetitivo, pesado, etc. a nuestro interlocutor! Por muy monótono que pueda ser el discurso, hay que pasar por alto su estilo, escucharlo, analizar su información, etc., porque, siempre, absolutamente siempre, nos dará datos que nos serán útiles y que probablemente no conozcamos. El respeto significa ver y apreciar al otro en su calidad de ser humano, valorándolo por sí mismo como una persona diferente, digna de ser escuchada y atendida en su particular forma de ser.
Cultiva el arte de hacer preguntas: Es una forma práctica de asegurarse haber captado las ideas. Además al preguntar sobre temas de interés del mensaje, demostramos que prestamos atención. Pero las preguntas más efectivas no son las que suponen un interrogatorio exhaustivo a la caza de información, sino preguntas abiertas que lleven a respuestas descriptivas, que a su vez impliquen que el interlocutor observe desde diferentes perspectivas los hechos y tome responsabilidad de su capacidad de elección de conductas alternativas. También a través de preguntas podemos mantener a nuestro interlocutor atento y consciente de aquellos aspectos indefinidos que pueden ser importantes para un nuevo enfoque del conflicto.
No interpretes a medida que el otro habla, mejor trata de ponerte en su lugar: Escucha empática. Escucha sin prejuicios, da apoyo a quien habla y aprende de la experiencia de tu interlocutor. Esta actitud aporta calidez en la escucha y evita interrumpir y dar consejos no solicitados. Es tratar de interpretar el contenido del mensaje desde el punto de vista del transmisor. La empatía es la capacidad de ponerse en el lugar del otro, es comprender lo que siente en cada momento. Implica entrar en el mundo del otro y ver las cosas desde su punto de vista, desde su paradigma, comprendiendo lo que siente. Sin embargo, no significa opinar lo mismo que el otro. Se trata de aceptar y respetar sus ideas y emociones, mostrar compresión e interés por los problemas del otro.
Trata de escuchar más allá de las palabras y respeta los silencios: En la escucha telefónica también forman parte del mensaje, el tono de la voz, la intensidad, el ritmo, las pausas. De esta forma reconoceremos las preocupaciones, deseos, sentimientos y la significación emocional que tiene el lenguaje para nuestro interlocutor. Son pistas que llegan a ser tan expresivas como lo que está diciendo, o inclusive puede negar totalmente el significado de las palabras o contradecirlo. Detente antes de responder. Muchas veces, si esperas antes de responder, tu interlocutor continuará hablando y te brindará más información que puede resultarte útil o interesante. Sigue el ritmo de tu interlocutor. Todo el mundo tiene su ritmo para hablar y pensar. Sigue la pauta del emisor, adáptate a él.

La escucha empática incluye mucho más que registrar, reflejar o incluso comprenderlas palabras pronunciadas. Implica escuchar con el corazón, desde ese espacio interior en el que somos capaces de percibir, intuir y sentir, desde ese lugar en el que es posible el encuentro porque respiramos juntos, el aire sanador del reconocimiento, la apreciación, la aceptación y la comprensión.

"¿Perdonas?"


¿Hay un camino que nos permita mantener la paz interior frente a situaciones dolorosas, pasando de victimas a protagonistas de nuestras vidas, siendo conscientes de nuestros sentimientos y manteniendo la coherencia con nuestros valores y principios?
El perdón posibilita un marco de acción en el que el ser humano se recuerda a sí mismo y recuerda la vida que le traspasa y le une a todo lo que existe. Desde esa perspectiva las alternativas de conducta adquieren nuevas dimensiones porque todo asume un nuevo propósito: el de ser un recurso de aprendizaje para tomar conciencia de Ser, aquí y ahora.


¿Qué tipo de perdón es aquel que resulta un camino radicalmente transformador, una oportunidad para acceder a niveles superiores de conciencia y paz interior?

Perdonar es la decisión consciente de abandonar el resentimiento que nos mantiene enganchados a experiencias del pasado y en un sentido muy radical es simplemente permitir que en el presente, en cada instante, todo sea lo que es, incluido uno mismo. Este permiso implica no imponer a las cosas, las situaciones, las personas o nosotros mismos, el disfraz de nuestras proyecciones, nuestras idealizaciones, nuestros juicios, nuestras interpretaciones y nuestros miedos. Esta actitud personal es un ofrecimiento de mirada inocente, aceptadora y comprensiva que conlleva el deseo y la decisión de mantenerse consciente frente a los desafíos de la vida y trabajar sobre los pensamientos y sentimientos que aparezcan. Implica pasar de evaluar a observar, de etiquetar a reconocer, de estar mentalmente en el asunto del otro y en el pasado a estar presente aquí y ahora, implica finalmente pasar de rechazar la realidad y bloquear nuestra natural forma de ser a aceptar lo que es y permitirnos vivir las experiencias desde nuestra esencia.
¿Sabes amar el presente aceptando que sea lo que es? ¿Te reconoces y reconoces a los demás en su identidad esencial más allá de comportamientos supuestamente erróneos? ¿Has descubierto ya que cada conflicto ilumina una barrera a tu deseo de evolución personal? ¿Sabes profundizar en el rencor o el deseo de venganza tal y con se presentan pero sin actuar según esos impulsos?

Perdonar requiere ser sabiamente humildes, reconociendo nuestra ignorancia, nuestra falta de datos para juzgar objetivamente, nuestra imposibilidad de controlarlo todo. Pero eso no significa aprobar, absolver, justificar comportamientos que han causado sufrimiento, o apoyar valores que se oponen a nuestros principios. Significa ser capaz de dar amor otro ser humano por lo que es en esencia, más allá de sus errores. Recordando que detrás de todo comportamiento hay una intención positiva. Se parte de la creencia de que uno puede cambiar sus conductas porque puede elegir sus propias respuestas ante cualquier situación, no hay algo fundamentalmente malo en su identidad. Como filosofía de vida, el perdón permite verse y ver a los demás como seres con capacidades aún por desarrollar y descubrir, seres que están haciendo lo mejor que pueden desde sus circunstancias y su conciencia de la situación, en definitiva, desde su grado de madurez.
El perdón implica coraje y responsabilidad. También es necesaria una buena dosis de madurez, autoconocimiento, y confianza en la vida y en la capacidad del ser humano para aprender y renovarse. Porque perdonar no es reprimir, mirar para otro lado, fingir lo que uno no siente u obligarse a sonreír cuando la emoción presente es de un gran enfado. Simplemente significa dejar de lado aquellos pensamientos negativos que aparecen acerca de alguien o algo que nos causó dolor. Es una actitud, un proceso que aporta consciencia y responsabilidad y va desvaneciendo las ideas que nublan nuestra compresión, permitiéndonos hacernos responsables de nuestros sentimientos más allá de las acciones del otro. Cuando nos hacemos cargo de nuestro dolor, de nuestro asunto aquí y ahora, podemos acceder al sustrato de nuestros verdaderos intereses, preocupaciones y valores. El conflicto, una vez que dejamos de rechazar lo que es, nos permite ir al encuentro de nuestros compromisos profundos.
El perdón es un acto de amor. Es un ofrecimiento de amor incondicional por el reconocimiento del valor de todo más allá de los juicios que uno haga sobre sus acciones. El término en ingles para perdonar (forgive) significa literalmente "dar como antes", es decir, dar como antes de que hubiese ocurrido el daño. También en catalán, se dice perdonar (per-donar, por dar), lo que nos lleva a reflexionar sobre lo que queda por dar, lo que aún no se ha dado. Cuando estamos presos del resentimiento, hay un bloqueo del corazón, y perdonar nos permite salir de esa cárcel, abrirnos y dar amor. Nos permite ser lo que somos y expandirnos.

Perdón es una decisión que permite ver más allá de los límites que nos plantea la personalidad del otro y la propia. El perdón es la aceptación radical del otro como legítimo otro pero ubicándose, paradójicamente, en la esencia más profunda, potencial ilimitado que todo lo aúna.

Perdonar es algo que ocurre naturalmente cuando nos permitimos recordar quienes somos, quienes son los otros, más allá de superficiales sentidos de identidad. Recordar en un sentido etimológico significa volver a pasar por el corazón (re-cordis), y es justamente desde esa perspectiva, desde el corazón, desde donde podemos tener una visión transformadora de la realidad. En cada situación dolorosa hay una necesidad de actualizar aquí y ahora, una forma de amor.
Te invito a que promuevas en tu vida un contexto de pensamientos en los que sea posible el perdón. Comprobarás que al cambiar de mentalidad respecto a la realidad, el perdón es un proceso que se da naturalmente como cuando al realizar un puzzle encuentras las piezas que dan sentido al conjunto y al colocarlas ya todo encaja componiendo una realidad que antes parecía invisible.

"¿ Donde está la salida ?"



¿Te parece que no hay salida para tu situación? ¿No ves alternativas? ¿Piensas que se te acaban las fuerzas a la vez que crece tu desaliento?
La llamada a cultivar el potencial interior, la semilla de plenitud, está impresa en todos los seres humanos. Es importante comprenderlo ya que el desarrollo de este cultivo nace de la fe en que es posible. Poseemos un fondo vital, invisible e impreciso que, sin embargo, fluye sin cesar e influye decisivamente en la configuración de la vida humana.
Te invito a que te coloques en el espacio interior de observador y cuestiones tus pensamientos y emociones:

¿qué miedos te están paralizando? ¿qué creencias te mantienen encasillado? ¿qué apegos te atan? ¿qué zonas de comodidad no te atreves a dejar atrás? ¿qué dudas nublan una definición clara de tus objetivos?

Entra como el aventurero leñador en ese bosque interior. Adéntrate con tu silencio en la tierra sagrada de tu corazón. Respira y goza de la experiencia. No te asustes ni te repliegues al encontrarte con las enredadas lianas de los prejuicios, los condicionamientos, los apegos, las arbitrariedades, los miedos y temores. Puedes ir mucho más allá de tus limitaciones porque tienes muchas más capacidades que las que actualmente estás usando. Muchas personas en situaciones límites hacen cosas que nunca habían pensado que serían capaces de hacer. Sus ejemplos nos ayudan a darnos cuenta que en nuestro interior existen fuerzas y energías aún por descubrir.
En un proceso de coaching se trabaja conjuntamente para encontrar contextos en los que pueda producirse un óptimo desarrollo interior. Es un viaje con el objetivo compartido de desbloquear el potencial individual, cuestionando interpretaciones que al vivirlas como certezas, nos limitan. Aprendemos a transitar los estados emocionales utilizando todo como palanca para la autobservación, la posibilidad de crecimiento y la búsqueda de sentido.
Es frecuente confundir querer con deseo. Y es que sólo utilizamos correctamente la palabra querer si la decimos con los labios, con el corazón y también con la voluntad. Querer algo de verdad significa escoger una opción y comprometernos con ella. Los cambios significativos comienzan con alguien que se compromete con una posibilidad deseable pero de momento inalcanzable. En las zonas de comodidad que habitamos sólo usamos los talentos conocidos. Necesitamos estirar esa zona de comodidad y desafiarnos a subir la vara de nuestro desempeño. El esfuerzo va unido al valor de no rendirse ante las dificultades y retos que la vida nos presenta constantemente. También va unido a la esperanza en la posibilidad de un futuro mejor.

Los pensamientos esperanzados nos recuerdan que siempre hay varias alternativas aunque de momento no las veamos, y que siempre hay una salida aunque todavía no hayamos dado con ella. La esperanza y la confianza nos hablan del poder que vive en cada uno de nosotros, de la posibilidad de compartir dones y perspectivas, y de la flexibilidad que se logra al mirar desde nuevos puntos de vista. La esperanza, la confianza, la fe y la perseverancia nos remiten a la posibilidad de evolución creativa que reside en el interior de la vida que a todos nos sustenta. Energía en constante renovación y transformación que nos susurra a cada instante:

¡Sigue adelante!

martes, 10 de marzo de 2009

"¿Tienes Motivación?"



¿Te has parado a observar lo que sucede en tu interior cuando te encuentras motivado, animado, entusiasmado o centrado? Posiblemente, habrás determinado claramente la mejora que quieres experimentar, estarás encontrando los recursos necesarios para ir hacia donde quieres ir, y sosteniendo un diálogo interno que te impulsa a la acción adecuada mientras transitas entre emociones que te predisponen positivamente. Estarás reconociéndote en tu potencial en lugar de pararte en tus incapacidades actuales.
Podemos tener acceso a nuestros recursos internos, mantenernos centrados y con la mente despejada incluso en situaciones muy comprometidas.

Desde mi punto de vista, estamos conectados con nuestra fuente interna de potencialidades de forma permanente pero a veces, no somos conscientes de esa realidad y por lo tanto, no hacemos uso de ella. En algunos momentos de crisis, de cambios rápidos o inesperados, podemos olvidarlo y caer, por ejemplo, en la comparación, ya sea con otros tiempos pasados que consideramos mejores, o con los logros de los demás. Cada vez que comparamos y las cosas no son como creemos que deben ser nos quedamos apegados a la carencia, y olvidándonos de todo el abanico de nuevas posibilidades, nos enfocamos exclusivamente en añorar lo que nos falta. Nos desenfocamos de nuestro potencial y observamos con tristeza nuestras aparentes limitaciones. Nos sentimos insuficientes y deficientes.

¿Cómo salir de este embrollo y volver a estar animados y preactivos?

¿Qué sería posible hoy en tu vida si eligieras escuchar solamente la voz interior que te conecta con tu grandeza? .


Como dice Will García, "el cambio no es algo que haces sino algo que te permites".

"¿Como Te Cuestionas?"



Quizás tú también eres un buscador que camina tras un sueño pero se encuentra desorientado en un momento de oscuridad existencial. ¿Estás atreviéndote a cuestionar tus creencias y a generar espacios para crear nuevas alternativas y posibilidades? ¿Te ves a menudo influenciado por los "deberías" que te llegan de tu contexto?, ¿Te sorprendes alguna vez tomando decisiones importantes en base a conclusiones poco fundamentadas? ¿Hasta qué punto te frena un cierto sentido de falsa autosuficiencia que te impide reconocer que no sabes y buscar la ayuda que te permita salir de tu temporal ignorancia?
En ocasiones no alcanzamos nuestros objetivos porque no nos enfocamos en ellos. Priorizamos otros asuntos y no encontramos el tiempo para planificar bien las metas. En otros casos, tenemos claros los objetivos y conseguimos dedicarles tiempo y energía, pero nos quedamos atrapados en las circunstancias y las carencias que nos separan de dichos logros. En los dos casos, la atención termina estando en otro lugar.
Para lograr ponerle intención profunda a nuestros actos y encaminarnos hacia nuestros objetivos, es importante entender que siempre podemos elegir donde colocar nuestra atención y promover en consecuencia, una toma de conciencia responsable. Es necesario además, partir de un estado de ser que implique abundancia y alta autoestima. Reconocer lo que tenemos y sobre todo, tener fe en el potencial para crear nuevas posibilidades.
¿Estás enfocado en tus cualidades, en tus virtudes, en tus dones, o estás enfocado en tus juicios, en tus carencias y en tus pensamientos negativos? Tienes libertad para elegir entre estas dos opciones y como consecuencia te moverás hacia tus metas o te bloquearás ante ellas. Todo ello sucederá dentro de tu diálogo interior, en esa conversación llena de preguntas y respuestas que bulle constante en tu cabeza. Las preguntas que te hagas determinarán tus pensamientos y ellos crearán una determinada predisposición emocional para la acción. Para cambiar ese diálogo necesitamos ubicarnos en el espacio interior del observador que somos y de nuestra manera de mirar los hechos. Si ensanchamos nuestros puntos de observación y cambiamos el enfoque de nuestras preguntas aparecerán posibilidades de acción que antes no veíamos.
El coaching es una disciplina en la que el coach, desde su propio espacio de observador, promueve una mayor claridad en su cliente al formularle preguntas que arrojan luz sobre los lugares adecuados. Una buena pregunta iluminará áreas antes desconocidas por el cliente y le animará a revisar su experiencia y sus recursos desde nuevas perspectivas. Una conversación provocadora de coaching incluye preguntas que sugieren, cuestionan, hacen distinciones, proponen nuevos conceptos, amplian los contextos de modo que el cliente encontrará en sí mismo respuestas que no creía saber porque el coach, con el enfoque de sus preguntas, le habrá sugerido mirar en lugares no habituales. El coach propone preguntas inspiradoras para que su cliente encuentre respuestas motivadoras.
Dice John Whitmore que "un objetivo es un sueño con piernas y el coaching ayuda a los clientes a expresar lo que quieren, a definir sus sueños, a ponerles patas y a correr con ellos".

"¿Que Recursos Tienes?"


¿Hasta que punto estás centrado en tus percepciones de carencia personal?
¿Tus pensamientos limitadores sobre ti mismo frenan tu crecimiento por miedo a la imposibilidad de afrontar nuevos desafíos?
¿Qué precio estás pagando por no aprovechar a fondo todos tus talentos, por no poner en juego toda tu inteligencia y pasión?
Las crisis y las pruebas de la vida nos revelan lo que somos capaces de hacer y nos permiten desarrollar parte del potencial hasta entonces desconocido. La necesidad nos hace sacar fuerza y coraje que no sabemos que poseemos. Cualquier situación o acontecimiento pueden convertirse en una lección sobre uno mismo que aliente una respuesta constructiva. Empezamos a tomar conciencia de un mayor poder personal cuando reconocemos nuestro poder de decisión respecto a las respuestas personales que podamos dar frente a cualquier circunstancia. Cada uno puede hallar lo que convierte sus frustraciones en fuente de energía positiva.
En nuestro interior tenemos recursos a los que podemos acceder siempre que los necesitemos. Pero para tener acceso a estas fuerzas tenemos que mantener con nosotros mismos una conversación hecha de pensamientos posibilitadores y carente de creencias limitadoras. Necesitamos ponernos en disposición de reconocer esa parte de nosotros que es más grande que nuestros miedos. Dejar de identificarnos con la máscara de nuestra personalidad y enfocarnos más allá de prejuicios, convencionalismos y toda clase de ideas preconcebidas que perturban la visión de nuestra genuina naturaleza.
El coaching es un valioso recurso para ayudar a las personas a despojarse de sus sus barreras autoimpuestas, de modo que pueden seguir más directamente su propia orientación personal congruente con su riqueza interior. El coaching es de gran ayuda en el proceso de aprender a escuchar y confiar en la voz interior, en el propio coach interior.
¿Cómo puede ayudarte, en este sentido, un coach personal?
Sabiendo que lo que acabará liberando tu potencial es la integración de todas tus capacidades, te alienta por el camino de autoconocimiento en el plano físico, mental, emocional y espiritual.
Te insta a profundizar en tu interior aportándote de partida el reconocimiento de tu identidad esencial más allá de las apariencias.
Te propone constantemente encontrar momentos para escucharte a ti mismo, reducir el volumen de los ruidos externos y atender tu propia verdad interior.
Te anima a practicar el observarte sin evaluarte, a reconocer tus emociones, descubrir tus necesidades y finalmente a elegir las acciones que debas de acuerdo a tus convicciones más profundas.
Te ayuda a desbloquear tu potencial, asistiéndote para que conozcas mejor tus cualidades y cuestiones las interpretaciones sobre ti mismo que te impiden crecer.
Te acompaña en la tarea de determinar dónde está tu verdadero norte para poder alinearlo todo en esa dirección.
Te enseña a planificar, gestionar tu tiempo y a generar contextos motivadores que te desafíen a salir de lo conocido.
Supervisa tus avances mientras te asegura su atención y su cuidado en el proceso de autoconocimiento transformador.


El autoconocimiento te ayuda a identificar tus deseos, dejar de lado lo que no va contigo y perseverar en tus verdaderos intereses. El espíritu de superación cuando está dirigido hacia objetivos que generan congruencia interna, facilita el desarrollo del potencial personal. Al decidirse a ser congruente con la propia autenticidad uno se va convirtiendo en protagonista de su propia vida, co-creador interdependiente con todo lo que existe, de esa Vida con mayúsculas que a todos nos contiene y de la que formamos parte insustituible.

"¿Te escuchas a ti ?"


¿Dónde buscas lo que crees que has perdido o lo que piensas que te falta? ¿Dedicas tiempo a estar contigo mismo? ¿Te observas, te escuchas, te atiendes, te acompañas con aceptación? ¿Vives a gran velocidad con el piloto de los pensamientos automáticos puesto? ¿Te has cuestionado las ideas que tienes sobre ti mismo? ¿Sabes saborear con plena conciencia el momento presente?
Los seres humanos hemos desarrollado la capacidad de autoconciencia. Sabemos observar, con conciencia interior, lo que estamos experimentando y la forma como lo estamos haciendo, a la vez que somos conscientes de esta observación. Esta útil perspectiva, base de muchos ejercicios meditativos, puede llamarse metafóricamente, el observador interno o la conciencia testigo, y nos permite quitar la atención de la incesante cháchara mental promovida por nuestra personalidad y descubrir nuestra sabiduría interior. Es como recorrer los campos en busca de la oveja perdida y darnos cuenta que la llevamos encima.
Cultivando el arte de la percepción consciente podemos vernos y comprendernos en nuestras reacciones automáticas y nuestros comportamientos compulsivos, pero para que este ejercicio sea eficaz tenemos que contemplar con ecuanimidad, observar sin juzgar, mirar sin intención de argumentar y poner atención para reconocer lo que está ocurriendo. Así abrimos camino para salir de la identificación inconsciente con nuestros pensamientos, emociones, sensaciones y patrones de conducta. Somos algo más que nuestras molestias y problemas. El ego, ese conjunto de ideas limitadas sobre nosotros mismos comienza a dejar espacio a otra dimensión de identidad. Empezamos a permitirnos ser en forma consciente y aceptante y desde esa conciencia, desde esa autoestima incondicional, podemos desarrollar todo nuestro potencial.
Desde la antigüedad, se conocen dos líneas de meditación que resultan valiosas para cultivar la mente callada. Una de ellas desarrolla la capacidad de concentración y focalización. Se aprende a centrar la atención en sonidos o sílabas repetidos (mantras) o en una visualización interior, una imagen o un diagrama sagrado (mandala). La otra línea desarrolla la capacidad de percibir todo lo que experimentamos con receptividad y sin hacer juicios. Se aprende a dejar pasar por la conciencia los pensamientos e impresiones sin aferrarnos a ellos. Pero independientemente de la preferencia por una clase de prácticas u otras, es importante darnos cuenta que siempre, en cualquier momento, tenemos acceso a la conciencia testigo.
Puedes empezar seleccionando un periodo de diez minutos para sentarte y respirar en paz. Enfocar la percepción en el proceso semi-automático de respirar, produce inmediatamente una conexión con el aquí y ahora que tranquiliza la mente. Permanecer con la sencilla experiencia de nosotros mismos y de la situación nos permitirá descubrir que contamos con todo lo necesario para crecer y expandir nuestro ser. También, a lo largo del día solemos encontrarnos con momentos de espera que podemos utilizar para dejarnos caer en el momento presente. Relaja tus hombros y respira profundamente. Siente cómo tus pies tocan el suelo, cómo tus muslos descansan en el asiento. Sumérgete tan profundamente como puedas en la experiencia de ser, aquí y ahora, sin más complicaciones. Las prácticas de meditación tienen finalmente como objetivo hacer de nuestra vida cotidiana un continuo ejercicio meditativo manteniendo nuestra conciencia abierta a la experiencia de plenitud que guarda cada instante.

Te sugiero que pruebes a reservarte un tiempo cada día para reestablecer una conexión más profunda con tu verdadera naturaleza. Entre los beneficios de esta práctica descubrirás que liberas otra dimensión de ser. Ves más clara tu libertad de escoger respuestas frente a cualquier circunstancia porque no te atrapan las condiciones físicas, ni te absorben los pensamientos ni te invaden las emociones. Desde esa libertad interior desvelada por la percepción consciente te permites entregarte de lleno a la experiencia con un amor incondicional. Fluyes con la vida, co-creando con ella. Posibilitas visiones de totalidad e interdependencia y ya no te quedas constreñido en tu propio drama egocéntrico. Aprendes a afrontar las situaciones contando no sólo con tu inteligencia física, mental y emocional sino también con tu inteligencia espiritual.

Descubre..

Que descubras la serenidad y tranquilidaden un mundo imposible de entender.
Que el dolor que has vividoy los problemas que has experimentado,te den el poder de caminar por la vidaenfrentando cada situación con optimismo y valor.

No olvides que habrá seres cuyo amor y comprensiónsiempre estarán contigo, aun cuando te sientas solo.
Que descubras suficiente bondad en otrospara creer en un mundo de paz.
Que una palabra generosa, un abrazo y una sonrisasean tuyos todos los días de tu vida
Y que puedas dar estos regalos tanto como recibirlos.
Recuerda el solaun en medio de la tormenta.

Enseña amor a aquellos que odian,y deja que ese amor te fortalezca.
Recuerda que aquellos seres cuyas vidashas tocado y aquellos otros que han dejado su huella en ti,siempre ocuparan un lugar especial en tu corazón.
No importa si el encuentro fue cortoy no lo que tu esperabas o deseabas.

No te preocupes demasiado por lo material.
Valoriza mas la bondad y generosidadque habitan en tu corazón.
Que encuentres tiempo cada díapara apreciar la belleza y el amor que te rodean.
Realiza que como seres humanostenemos muchas cosas en comúnpero en el fondo todos somos diferentes.
Aprecia y respeta las diferencias.
Lo que sientes que careces en el presentepuede ser tu fortaleza en el futuro.

Que veas un futuro lleno de posibilidades.
Que encuentres suficiente fortaleza en tu interiorpara determinar por ti mismo tu valor,y no dependas de la opinión de otros para reconocertus habilidades.

Aprendí



¿Qué cómo aprendí a vivir, y cuándo aprendí a querer?

¿Qué cómo aprendí a sufrir? ¿Cuándo? ¿Cómo?....no lo sé.

Aprendí a mirar las estrellas, alumbrando los sueños con ellas.

A mirar los colores del vientoy a sentir el sabor del silencio.

Aprendí a encender ilusiones y a escuchar hablar los corazones, con palabras calladas, con matices de mil sensaciones.

Cuando un día, el dolor tomó mi mano, conocí de frente a la tristeza, la pena y el llanto se marcharon, al sentir el amor y su grandeza.

La soledad, querida compañera, la que con tanto miedo rechazaba, me mostró la paz y la armonía de los momentos que con ella estaba.

Comprendí, el sentido de la vida, viviendo el amor y la desdicha, sintiendo la alegría y la tristeza, conociendo lo breve de la vida.

Aprendí el valor de la paciencia, a calmar los vientos de mi ira, a llenar con mares de esperanzalas zonas más oscuras de mi vida.

Es así, que aprendí a vivir.

"¿Quien eres?"


La insatisfacción es una potente energía que te moviliza. Comienzas a sentir la tensión entre lo que demanda un anhelo interior y lo que estas viviendo cotidianamente. Te ayuda a darte cuenta de unos aparentes límites pero también te permite ver tu posibilidad de crecimiento. Si estás sintiendo insatisfacción es un excelente momento para hacer una profunda reflexión personal, permitirte momentos de quietud y de sosegada escucha, plantearte preguntas profundas e imaginar.
¿Hago lo que quiero? ¿Lo que estoy haciendo me llena de entusiasmo y saca lo mejor de mi mismo? ¿Cuáles son mis prioridades? La escala de valores por la que me muevo, ¿es la que deseo? ¿Quién soy realmente? ¿Que es lo que me apasiona y me hace vibrar? ¿Que me detiene para ponerlo en marcha? ¿Qué es lo que me impide elegirme como protagonista de mi sueño?
En tu interior se encuentra un núcleo de tesoros en forma de recursos personales que puedes utilizar para alcanzar tu destino. Pero la posibilidad de utilización de estos recursos pasa por el reconocimiento que tengas de ellos. Si no eres consciente de tu potencial el vacío interior puede transformarse en inseguridad. ¿Qué tal concentrar tu energía en descubrir los obstáculos que te impiden la consciencia de tu plenitud y el total desenvolvimiento de tu potencial? Las épocas de crisis son un buen momento para desarrollar esa potencialidad porque necesitas encontrar nuevas soluciones para afrontar los acuciantes problemas. Vivir el presente, en esos momentos más que nunca, es un desafío que requiere abandonar la pereza y pasar a la acción consciente.
Entre las capacidades del ser humano se encuentran los medios que nos permiten vivir desde lo más esencial en nosotros, que nos posibilitan expresar nuestra clave del alma, aquello que nos permite compartir y expandir lo mejor de nosotros mismos.
Por una parte somos capaces de imaginar aquello que luego podemos hacer realidad. Poseemos la capacidad mental de ver y concretar en metas y planes, lo que deseamos y soñamos. Podemos poner palabras a nuestra visión y teniendo en cuenta nuestros valores establecer prioridades en la vida cotidiana.
Además tenemos la capacidad física para comprometernos en una serie de acciones que permitan que ocurra aquello que hemos imaginado. Cuando la disciplina se une a la visión desarrollamos la fuerza de voluntad que nos permite sumergirnos en la realidad y ejecutar nuestros proyectos.
También vamos a necesitar desarrollar la capacidad de entusiasmarnos. Esa conexión emocional, esa pasión surge del corazón y se funda en nuestra capacidad de elegir nuestra propia respuesta frente a las circunstancias. Es el combustible que nos permite avanzar frente a las dificultades y tiene una fuerza intensa cuando nuestra visión y nuestro compromiso de acción integran pasión y compasión. Es decir, liberamos un gran poder cuando nos entregamos a una actividad que nos permite desarrollar nuestra voluntad de sentido y de conexión con algo más grande que nosotros mismos.
La inteligencia espiritual, la conciencia de sentido y aportación, nos ayuda a pasar de las visiones personales independientes a la experiencia de la interdependencia que respetando la individualidad o sentido de nuestro singular papel en la vida, también escucha y siente la totalidad del sistema y del entorno del que formamos parte.
Tu inteligencia espiritual te ayudará a encontrar tu propio "para qué", el propósito que da sentido a tu vida, tu capacidad mental se encargará de concretar el "qué", lo que quieres lograr, tu capacidad física te permitirá disciplinarte y comprometerte para descubrir el "cómo", es decir, la manera de lograrlo y tu pasión será la fuerza de los sentimientos que en cada paso impulsará al "para qué", al "que" y al "como".
Ahora puedes observar las necesidades a tu alrededor. Observar los talentos que una vez disciplinados y aplicados podrán responder a esas necesidades. Observar si tu conciencia te inspira y te impulsa a pasar a la acción y comprometerte en esa actividad. Quizás ahí se encuentra la posibilidad de dejar oír tu voz y de encontrarte con tu vocación. La mente no puede tener lo que no elige ser, por lo tanto la oportunidad está en desarrollar una visión que trascienda tus límites y trabajar por ella, de corazón, con consciencia y responsabilidad. El reto es llegar a ser lo que puedes ser.

"¿Como aprendes?"



Poseer información es importante, pero para completar el proceso de aprendizaje y que tenga continuidad, es necesario pasar de los terrenos teóricos a la acción, reflexionar sobre la nueva experiencia y sus consecuencias, darse cuenta de lo que aún queda por resolver y continuar aprendiendo. Si el saber no se transforma en capacidad de acción no es conocimiento. Es necesaria la transferencia de lo aprendido, encontrar la aplicabilidad de la información en la vida de quien está aprendiendo. Desde esta perspectiva el aprendizaje ocurre cuando integramos el área mental, emocional y física, incorporando nuevas competencias al repertorio de acciones posibles.
Repasa tu vida: ¿Qué aspectos no funcionan y te están pidiendo un cambio? ¿Qué áreas de tu vida muestran más resistencia al aprendizaje? ¿En qué quieres mejorar? ¿Sabes cómo hacerlo? ¿Qué te impide lograrlo?
Tanto para actuar como para aprender necesitamos darnos cuenta de una brecha de insatisfacción que aparece en forma de problema a resolver o de aspiración a responder. En este punto es importante diferenciar entre comportamientos e identidad. (Por ejemplo, pensar que no tengo confianza en mi capacidad actual para expresarme en inglés sin por ello perder la confianza en mi. De esta forma queda intacta mi autoestima y mantengo mi apertura al aprendizaje). Anhelamos una visión de futuro que nos impulsa a contar con nuestras capacidades y recursos para hacerla realidad, y confiamos y nos hacemos responsables de nuestra capacidad de acción para modificar el curso de los acontecimientos
Decimos que hemos aprendido y que nos hemos transformado con la experiencia de ese aprendizaje cuando comprobamos que hemos sido capaces de producir resultados hasta entonces considerados inalcanzables. Un paso imprescindible para aprender es considerarnos aprendices que reconocen su ignorancia pero se comprometen a saber. Si parto de que "ya se", anestesio mis ansias de aprendizaje. La posibilidad de aprender se inicia con la expresión "no sé". Pero en ocasiones sentimos temor a demostrar nuestra ignorancia y pretendemos fingir que sabemos y que somos competentes. Desde esta posición nos cerramos a lo nuevo y bloqueamos la comunicación con los que pueden ayudarnos a ampliar nuestro saber. Además, cuando creemos que sabemos todas las respuestas pero las cosas siguen sin funcionar, nos sentimos impotentes. Mientras el sabelotodo se considera víctima de los problemas el aprendiz se ve como protagonista de las soluciones. Reconoce la importancia de los factores que se encuentran fuera de su control, acepta las circunstancias que enfrenta, pero se concentra en las variables que puede modificar.
¿Te gustaría aprender pero te cuesta declarar que no sabes? ¿Qué creencias limitadoras te impiden acceder a nuevos aprendizajes? ¿Eres capaz de ver tus errores como posibilidades de crecimiento? ¿En qué aspectos puedes estar necesitando desaprender lo aprendido, para intentar nuevas y más efectivas formas de acción?


En un proceso de coaching se promueve la apertura al aprendizaje. Te invito a que saques el máximo provecho de su experiencia.


- Establecer y priorizar objetivos.

- Emprender las acciones que les acerquen a esos objetivos.

- Cuestionar creencias limitadoras.

-Trabajar sus emociones para cuestionar lo que conocen y abrirse a lo nuevo.

-Tener en cuenta la posibilidad de pedir ayuda y permitir que otro les enseñe.

-Vivir con amor, paciencia y flexibilidad el proceso de cambio.

- Experimentar con acciones alternativas.

- Disfrutar con las nuevas experiencias.

- Ir más allá de las posibilidades actuales buscando maneras creativas de crecer.


Entre lo que eres y lo que puedes ser hay un espacio que únicamente lo recorren aquellos que se comprometen a ampliar continuamente sus aprendizajes. Ya tienes el potencial y además tienes la libertad para desarrollarlo.

¡Date permiso para aprender! ¡Concédete la oportunidad de lograr tus metas!

"¿Que muros te pones?"


Una pieza de un puzzle cuando la observamos fuera del contexto del conjunto no tiene sentido aparente. Pero cuando encontramos su lugar en el cuadro completo, no sólo tiene razón de ser como pieza individual sino que aporta sentido al conjunto del puzzle. Como seres humanos partimos de una conciencia del mundo fragmentadora, pero eso no es el mundo, sino sólo el entendimiento que nuestra conciencia nos da de él. Vemos sucesivamente una cosa al ladro de otra o después de otra, pero se nos escapa la visión simultánea de ambas. La mayoría de las vías espirituales, terapéuticas y de autorrealización señalan el camino que nos puede llevar de la conciencia de polaridad a la conciencia de unidad. Y una de las condiciones necesarias para transitar este sendero es la mirada aceptadora, la rendición a lo que es, a todo aquello que se muestra, aquí y ahora como parte de esa unidad. No podemos acceder al todo si nos resistimos a admitir algo de ese todo, en nuestra conciencia.
En el nivel de las formas todo es continua transformación. Ciclos que si los observamos separadamente del proceso de cambio en su totalidad, pueden parecernos carentes de significado. Como consecuencia de ello tendemos a desvalorizar o rechazar y logramos que la mitad de nuestra realidad quede en la sombra tras etiquetarla negativamente. Por otra parte, nuestra relación con la parte de la realidad etiquetada positivamente es tan estrecha que terminamos identificándonos con ella, y cuando siguiendo el natural ciclo de cambio se transforma o desaparece, nos resistimos a aceptar la nueva apariencia. Esa resistencia conlleva la dificultad de experimentar el momento presente porque nos quedamos en la mente identificados con un pasado que añoramos o con un futuro que anhelamos. Sufrimos cuando nos identificamos con un punto de vista y este punto de vista está en desacuerdo con lo que es, con la realidad tal y como se nos muestra en el momento presente.
¿Sabes estar plenamente conciente de lo que está ocurriendo en el momento presente, sin tener en cuenta los errores de ayer o las alternativas del mañana? ¿Te das cuenta que cuando las cosas no son como esperabas te concentras en lo que falta en vez de en lo que hay? ¿En cuantos caminos te has quedado atascado porque el paisaje no era el esperado?¿Cómo afecta a tu vida luchar contra la realidad del momento presente?


Solemos atesorar una lista interminable en la que se detalla todo aquello que no debería ser como es. ¿Qué tal si empezamos a cuestionarnos esa lista? ¿Has experimentado que puedes sentirte en paz aún cuando descubras que no tienes razón? No se trata de que te resignes, te guste o apruebes lo que no consideres adecuado. No se trata de soportar pasivamente cualquier decisión o dejar de hacer planes. Puedes reconocer plenamente lo que quieres, y entonces limitar tu atención al momento presente sin ponerle resistencia. Concentrar tu atención a todo aquello que puedes hacer aquí y ahora para alcanzar tus objetivos. Sólo se trata de dejar de luchar con lo que ya es, dejar de aportar energía a ese rechazo de la realidad y recuperarla para ti, para centrarte en tu toma de decisiones en el presente, partiendo de lo que tienes entre manos. Cuando aceptas lo que es, incluyendo lo que sucede en tu interior, la acción surge de forma fluída porque no hay resistencias y entras en contacto con la paz que hay en lo más profundo de ti.

Mi sugerencia es que experimentes rindiéndote a lo que es, dejando que caigan los muros de resistencia que tus pensamientos no cuestionados han levantado, y dando espacio, receptivamente, a lo que se muestre en el ahora. Quizás descubras un cambio en tu nivel de conciencia. Es el milagro que acontece cuando nos apeamos de las ideas sobre lo que debería ser la vida y nos permitimos ser, en cualquier situación de vida.

"¿Tienes apegos innecesarios?"


El viaje de la vida, como recorrido que pasa por las estaciones de los diferentes cambios vitales es un proceso dinámico hecho de encuentros y despedidas. Tarde o temprano hay que decir adiós a trozos de la existencia y dar la bienvenida a lo nuevo. Pero hay quien no acepta esta evidencia, quien desea conservar todo lo que tuvo, quien querría llevar en una mochila personal todo lo que se cruzó en su camino.
¿Tienes dificultades para concentrarte en lo que tienes en vez de en lo que perdiste? ¿Te pesan cargas emocionales del pasado? ¿No sabes cómo despedirte de algo o de alguien? ¿Te engañas creyendo que tu felicidad depende de tu vinculación a una cosa o persona determinada? ¿Te sucede que la paralización necesaria para acumular y mantenerlo todo te impide avanzar con fluidez? ¿Te sueles quedar hipnotizado mirando el pasado con melancolía, con dificultades para ver los regalos que el presente te trae?
Cada persona muestra diferentes sensibilidades frente a estas experiencias de cambio pero, con frecuencia, las despedidas no suelen ser asunto fácil de gestionar. La dificultad está muy relacionada con la vivencia del apego, ese estado emocional de vinculación compulsiva a una cosa o persona, fundamentado en la creencia de que sin ello, no será posible ser feliz. Habiendo desplazado el núcleo de nuestra identidad, creemos que no seremos nadie tras la despedida, o que no tendremos fuerzas para seguir adelante.
¿Cómo hacer para despedirnos bien, para vivir un sano desapego? ¿Cómo equilibrar, ser sensibles a la dimensión afectiva de las relaciones con las personas y las cosas, con permitirnos fluir dentro la dinámica de cambio propia de la realidad? No conozco recetas mágicas, pero en mi experiencia personal y profesional he comprobado que tener en cuenta los siguientes aspectos puede resultar muy útil y terapéutico:
Considerarnos formando parte de un todo, en infinita y creativa evolución, nos ayuda a ver los cambios como transformaciones y no como rupturas o pérdidas. Sentirnos hermanados en una realidad mayor nos permitirá poder decir adiós a determinados aspectos de una relación, pero no a la relación en sí. Podremos disfrutar más de los regalos de la vida aceptando que la caducidad de algunos de sus aspectos forma parte de la dinámica vital en la dimensión material.
Necesitamos tiempo para adaptarnos a los cambios y conviene respetar el proceso de maduración natural de una despedida. Precipitarnos puede impedirnos recoger el fruto de la vinculación, pero demorarnos en exceso puede paralizarnos en una expectativa ilusoria. Podemos facilitar el ritmo natural del cambio abriéndonos a la vivencia emocional que el proceso conlleve, permitiendo la expresión de emociones y pensamientos en relación al objeto de la despedida. Con esta apertura facilitamos el cierre de asuntos pendientes que a su vez nos permitirá ir soltando amarres con la situación.
Es importante equilibrar la balanza de la pérdida en el tener con el aumento en la balanza del ser. Desprendernos de algo que teníamos resultará un proceso más llevable si tomamos conciencia de que no dependemos de ese algo para ser. Y aún en el ámbito del tener, maduramos permitiéndonos transitar el dolor del adiós sabiendo que a cambio nos quedamos con la riqueza interior del aprendizaje. Las pérdidas son oportunidades de las que podemos salir fortalecidos porque generamos más recursos para adaptarnos a situaciones nuevas. Se trata de poder celebrar en el presente la sabiduría vital que esos encuentros nos posibilitaron.
Resulta muy terapéutico desarrollar rituales de despedida acompañados por personas que realmente puedan, empáticamente, darnos apoyo y consuelo. Es importante permitirnos vivir el luto, en todos los niveles, aceptando el apoyo social pero también la inestabilidad emocional, la disminución energética y de actividades así como la necesidad de intimidad y de aislamiento temporal.
Todos los cambios vitales, conviene transitarlos desde una disposición emocional equilibrada que incluya: Encuentro con una nueva base de estabilidad, aumento de la flexibilidad de miras y posturas vitales, apertura emocional que nos facilite ir al encuentro del momento presente sea cual sea la forma en que se muestre y determinación para seguir adelante acompasando nuestro ritmo al ritmo de la vida que nos aúna. La alquimia interna promovida por el fuego de la sabiduría interior nos ayuda a ir cambiando de nivel y nos posibilita comprender que toda despedida de algo es un paso que nos facilita el encuentro con el todo.

" ¿Que cambios quieres?"



Con frecuencia tendemos a demorarnos en el área de las preocupaciones, pero es importante enfocar pronto la atención dentro de nuestra zona de influencia, el espacio en el que podemos pasar a la acción desde una posición de responsabilidad. Para realizar con agilidad este cambio de enfoque y hacernos pronto cargo de nuestra experiencia, es útil:
Comenzar aceptando. Aceptar significa reconocer que no tengo control sobre algunos asuntos, pero que sí puedo tener una influencia directa o indirecta sobre otros. Lo que muy a menudo obstaculiza una acción efectiva es optar por la resistencia en vez de por la aceptación.

Cuando nos resistimos a lo que es, las emociones emergentes queman nuestra energía. Cuando nos engañamos diciéndonos que si no cambian las personas o las situaciones a nuestro alrededor no podremos sentirnos en paz, promovemos un alto nivel de frustración porque ver afuera, tanto los problemas como las soluciones, nos resta poder de acción.
Darnos cuenta que estamos ante interpretaciones de la realidad. Cada vez que algo nos sucede le buscamos una explicación. Y la mayoría de las veces confundimos esa interpretación particular con los hechos. Además, según la explicación que nos hayamos dado habremos generado un estado emocional que influirá en la elección de nuestras respuestas. Pero no habrán sido los hechos los que nos hayan inclinado a escoger esas respuestas sino nuestras interpretaciones, nuestros juicios, conscientes e inconscientes, sobre los acontecimientos. Dichas creencias sobre cómo deberían ser las cosas nos llevan a comparar y a percibir lo que falta en vez de ver lo que hay. Y esa percepción también nos aleja del presente, el único territorio para la acción.
Hacernos preguntas y dejar que las respuestas aparezcan en nuestro interior. Tú tienes todas las respuestas que necesitas. Escucha con receptividad y confianza:
¿Estoy viviendo una interpretación como si fuera cierta? ¿Cuál es la realidad de esta situación? ¿Tengo la absoluta certeza de que es verdad, lo que estoy creyendo? ¿Cómo vería la situación si no la condenase, si pudiera verla libre de mis juicios negativos sobre ella? ¿Estoy abierto a las diferentes maneras que existen de observar esta situación? ¿Cuántas explicaciones puedo imaginar para este mismo asunto? ¿Se puede afrontar esta cuestión desde diferentes puntos de vista? ¿Mi estado de ánimo en este momento está relacionado con lo obvio o con lo imaginado? ¿A qué acciones me predispone dicho estado de ánimo? ¿Cuáles son mis expectativas? ¿Para qué…? ¿Cuál es mi propósito? ¿Cuáles son mis exigencias con respecto a los demás? ¿Qué le estoy exigiendo a la vida y la vida no me da? ¿En qué quiero tener razón? ¿A qué estoy resistiendo? ¿Es tan importante? ¿Cuáles son las alternativas que tengo en este momento frente a este asunto? ¿Cómo puedo convertir esta situación en una oportunidad de aprendizaje?
Se trata de una actitud de buena voluntad y de apertura para conseguir no estar atados a una única manera de ver las cosas. Es el primer paso para cambiar la percepción de la realidad, clave para un avance espiritual auténtico. A partir de esta actitud podemos clarificar nuestros pensamientos y ubicarnos en una nueva mentalidad que reúna las condiciones necesarias para experimentar la vida con una comprensión más profunda. Todas las acciones quedan determinadas por el nivel de consciencia desde el que se contempla la situación. La realidad nos espera más allá de la historia que nos contamos sobre ella. Y hay una sabiduría interior que busca manifestarse en lo cotidiano.


Como decía Horacio, el poeta romano, "Atrévete a ser sabio; ¡ahora! El que pospone la hora de vivir correctamente es como el patán que espera a que el río se seque antes de cruzarlo."

"¿Como ves la realidad?"



El mundo es tu percepción de la realidad. Construimos nuestra realidad interna según los supuestos que usemos al interpretar los mensajes que la retina envía al cerebro. Esos supuestos llamados modelos mentales, están profundamente arraigados e influyen en nuestra manera de entender el mundo. Experimentamos la realidad subjetivamente influenciados por nuestra biología, lenguaje, cultura e historia personal.
Eres el interprete de todo y ves lo que crees. Lo que experimentas en tu interior se refleja en tu exterior. Lo que tú crees que es el mundo es verdad para ti. En cierto modo se puede decir que lo que aceptamos como verdad es una ilusión, la realidad procesada por un determinado modelo mental.
Nuestro cerebro está recibiendo mucha más información de la que procesa. Nuestros juicios y objeciones determinan lo que creemos que es posible, y por ello lo único que el cerebro va proyectando es aquello que tenemos la capacidad de ver. Nuestras creencias, tales como "es mejor pasar desapercibido", "no confíes en extraños", "todos los hombres son iguales", "las mujeres son manipuladoras", etc… ilustran premisas de los modelos mentales que cada uno adopta desde su más tierna infancia, aún antes de tener ninguna capacidad de reflexión crítica. Estás ideas recibidas de manera inconsciente están en la base de nuestras actitudes y comportamientos habituales. Es fácil olvidarse de que el mundo en que uno vive y se desempeña está condicionado por esos modelos mentales y llevados por un apego a creencias profundamente fijadas, generar opiniones descalificadoras para destruir los desafíos a lo que uno cree que es verdad.
¿Cómo propiciar las condiciones que faciliten una visión más profunda y abarcadora que nos aporte paz y efectividad?
Cuestionar la verdad de tus juicios condenatorios. Adquirir el hábito de preguntarte: ¿Es eso verdad? ¿Me he tomado el tiempo para preguntártelo en silencio y escuchar la respuesta?
Convivir con la idea de que el mundo que vemos no existe al menos en parte.
Descubrir y afrontar con comprensión la historia con la que estamos disfrazando los hechos, a través de nuestra interpretación personal.
Aumentar las dosis de humor allí dónde esté cundiendo la rigidez mental.
Poner humildad frente a soberbia cuando nos descubramos queriendo controlar un universo que no hemos creado pero que deseamos que funcione según nuestro propio guión.
Jugar a ubicarnos en distintos puntos de vista.
Ver los diferentes niveles de realidad que aparecen desde la perspectiva de una céluda o de una estrella, pasando por la posibilidad que ya baraja la física cuántica de que nuestra realidad más esencial sea la Unidad.
Invertir la forma de pensar y experimentar con la idea de que quizás lo que creíamos que podría tener efectos sobre nosotros está causado por nuestra propia proyección.
Ejercitarse en darse cuenta de los estados de ánimo que surgen como consecuencia de nuestras interpretaciones.
Expresar el deseo de querer ver la situación de otra manera.
Cultivar el deseo de querer comprender todas las cosas creadas tal como realmente son y poner fe en el reconocimiento de la perfecta naturaleza de todo lo que existe.
Dejar de exigir a nada ni a nadie que cambie o se amolde a nuestro personal sueño de miedo y carencia.
Fomentar el autoconocimiento exento de juicios, en la confianza de que si recuerdas lo que eres, desde la inocencia esencial, dejarás de proyectar culpa para expandir paz.
Cambiar el hábito de pensar que todo a mi alrededor es ya una cosa que existe sin mi participación y recordar que el observador está siempre afectando aquello que contempla.
Discernir la diferencia entre aceptación y resignación.
Trabajar para aprender a amar lo que es y para adquirir una mayor consciencia y responsabilidad frente a cada situación.

Es un alivio saber que vemos aquello que creemos, porque tenemos capacidad para cambiar nuestras creencias. Tienes la oportunidad de percibir cada situación como un medio para que tu mente te muestre lo que tu corazón quiere sentir. Y optar por el amor en vez de por el miedo.

" ¿A qué le das valor?"


¿Recuerdas algún momento de tu vida en el que te perdiste en lo irrelevante y trivial mientras tus más profundas necesidades quedaron desatendidas? ¿Qué te sucedió? ¿Sabías claramente lo que querías? ¿Qué aspectos superficiales te distrajeron de lo esencial? ¿Qué miedos, que interpretaciones de la situación transformaron lo simple en complejo? Es necesario, como escribió Ernest Hemingway, no confundir movimiento con acción. Decimos que nuestras acciones han sido efectivas cuando nos han conducido a los resultados deseados. Y eso implica saber enfocarnos en lo que para nosotros es importante que a su vez será lo que dará sentido a nuestros actos. ¿Qué significado tiene lo que haces? ¿Qué buscas viviendo así?
Para descubrir nuestras prioridades tenemos que mirar hacia adentro, a ese centro en el que encontramos la posibilidad de relacionarnos con nuestro ser esencial, quien sabe quienes somos y hacia donde vamos. En esa profunda y viva autoconciencia también entramos en contacto con nuestra jerarquía de valores, que a ese nivel, se transforma en estados de ser como la plenitud, la paz, el amor... ¿Sabes a qué le das valor en tu vida y cuál es el marco de valores que la orienta?
Los valores son lo que consideramos importante dentro de nuestra experiencia. Operan en distintos niveles, determinan los criterios mediante los cuales juzgamos si algo merece o no la pena y ayudan a que nuestra atención se concentre en unas posibilidades de acción y no en otras. Llegar a ser más conscientes de nuestros valores nos ayuda a reconocer lo que nos motiva y nos permite hacer elecciones más coherentes con nuestras íntimas convicciones. En este proceso de reorientación de conductas, de adentro a afuera, lleva el timón esa inteligencia espiritual que constituye nuestra naturaleza esencial.
Para cada uno, algunos valores tienen más importancia que otros. Te sugiero que escojas uno de los anhelos de tu vida y te preguntes:

¿por qué me parece importante? ¿Qué creo que obtendré o experimentaré si lo consigo? Recorre luego otras áreas de actividad, recoge tus deseos y realízate las mismas preguntas. Tus respuestas revelarán lo que más te importa y basar tus acciones en esa jerarquía de valores llenará tu vida de inspiración y sentido. Cuando ya tengas claras tus prioridades pregúntate: ¿Mis acciones están alineadas con mis objetivos? ¿Qué me está distrayendo? ¿Me distraen las rutinas, las tareas atrasadas, lo que es urgente para los demás¿ ¿Mis miedos, mis desconfianzas, mis pensamientos negativos, mi baja autoestima? ¿Mi desorganización, mi desorden, mi necesidad de control, seguridad o aprecio?

Te propongo algunas sugerencias que te ayudarán a aligerar, simplificar y enfocarte en lo esencial:
- Procúrate tiempo diariamente para meditar, para escucharte en profundidad, para entrar en contacto con tus deseos, con tus recursos y para planificar las acciones efectivas que te permitirán vivir en coherencia con tus valores.

- Elige caminos con corazón, es decir, caminos que están alineados con tu jerarquía de valores, con lo que anhelas más profundamente y promueve el transitar por ellos, dejándote guiar por tu intuición.

- Trata de armonizar todas las áreas de tu vida.

- Equilibra la actividad con el descanso y la relajación.

- Busca formas de tener lo más presente posible tu propósito de vida, tu credo personal.

- Date reconocimiento por cada logro que te acerque a tus objetivos.

- Identifica y promueve las actividades de tu vida cotidiana que te ayuden en el viaje hacia tu propio descubrimiento.

- Ordena tus papeles, despeja tus cajones y tus armarios, regala lo que no usas, despréndete de lo que no necesitas.

- Procúrate un lugar cómodo, ordenado y armonioso para estar en soledad y organizar tus asuntos personales.

- Respeta y honra tu propio estilo de afrontar la vida.

- Acostúmbrate a reservar tiempo para planificar tu agenda en base a tus prioridades.

- Delega, pide ayuda, abandona las postergaciones y completa los asuntos pendientes que consideras importantes.

- Separa lo que decidas hacer en la mayor cantidad de pequeños pasos que puedas y concreta el plan de acción para llevarlos a cabo.

- Aprende a poner límites saludables y ecológicos.

- Anula de tu agenda todo aquello que no sea realmente necesario e importante para ti.

Vuelve con frecuencia a tu lista de valores fundamentales, entra en contacto con tu potencial de ser, con la fuente de recursos que tienes en tu interior y ¡empieza ya!

¿Qué puedes hacer hoy que te acerque a tus metas? ¿qué puedes hacer esta semana? ¿qué puedes hacer a lo largo de todo el mes? Cada instante es una oportunidad para vivir conscientemente una vida con propósito.


Como escribión M. Rogers: "No importa lo rápido que gire el carrusel, si recuerdas para qué subiste, disfrutarás más de cada vuelta"

" ¿Que percepción tienes?"


¿Has experimentado momentos en los que aún en medio de entornos sociales difíciles y hostiles has encontrado formas de salir adelante? ¿Recuerdas situaciones en las que necesitaste resolverte y continuar a pesar de sentirte débil, enfermo, mentalmente confundido, emocionalmente hundido o debatido con un concepto tan negativo de ti mismo que bloqueaba tus ganas de vivir?

Te animo a considerar que quizás la fuente de recursos en la que te apoyaste para alzarte y avanzar fluye desde algún lugar distinto a tu entorno externo, desde algo más profundo que tu cuerpo, tus capacidades mentales, tus emociones y tus creencias. Algo esencial en nosotros está siempre presente en nuestros distintos niveles de experiencia y funciona a modo de potencial de ser. Si miras a tu alrededor puedes darte cuenta que ese sistema al que perteneces también comparte ese fuente de recursos. Tu impulso vital más esencial no está aislado, sino que forma parte de un campo más amplio de conciencia y energía. En el proceso de autoconocimiento, cada vez que vamos, con confianza más allá de nuestro sentido habitual de la realidad y de quienes somos promovemos una experiencia de paz interior, sentido y valor.

¿Estás preso de rutinas, puntos de vista estrechos y comportamientos rígidos?¿Que circunstancia de tu vida usas como candado?¿Qué creencias te están provocando sufrimiento?¿Que precio pagas por seguir prisionero de tus creencias limitadoras? ¿Cuánto tiempo y energía dedicas a criticar a los demás?¿Te agotas tratando de demostrar que tienes razón?¿Te sueles preguntar si tienes suficiente información para realizar tus juicios?¿Qué sientes cuando los demás no actúan según el papel que tú les has asignado?
Una percepción errónea es el resultado de la visión de una mente llena de prejuicios y anclada en el pasado. Sufrimos cuando nos apegamos a una perspectiva en particular, creemos "necesitar" que las cosas sucedan de una forma específica y luego no funcionan así. Atrapados e inconscientes en la cárcel de nuestra limitada mirada sentimos miedo, necesidad de control e imposibilidad de abrazar amorosamente el momento presente.
Quizás ya has comprobado que cuando consideras que algo o alguien debiera ser diferente y no lo es, sientes algún tipo de malestar que te alerta de la pérdida de tu paz interior. No puedes sentir unión con lo que contemplas porque no lo aceptas y piensas que es necesario que ese algo o alguien cambie. Creer que sabes lo que es mejor para los demás te ubica en un pensamiento arrogante y te coloca en una cárcel de frustración alejada totalmente de una realidad en la que los otros se empeñan en no hacerte caso. Estás convencido de tener razón y eso termina resultando más importante que la relación.
Pero puedes elegir una actitud alternativa. Puedes afrontar con comprensión tus creencias. Puedes cuestionar tus juicios. Puedes poner toda tu atención en lo que sientes, no en la persona, evento o situación que parecen causarlo. Puedes, aceptando el presente, dejar de preocuparte por lo que deberían hacer los demás y pasar a ocuparte de lo que tú si puedes hacer. ¿Sabes lo que es adecuado para ti, aquí y ahora? Ese es tu asunto. Puedes buscar tus respuestas y poner en marcha las acciones que estén en tu mano realizar. Desde la paz que llega con la aceptación es más fácil elegir las acciones más apropiadas y efectivas.
Esta actitud te traerá de vuelta al momento presente y a tu experiencia personal en el territorio de tu mundo interior. Plena atención implica plena aceptación que a su vez promueve nueva comprensión. Cuando dejamos de juzgar posibilitamos la conciencia de unidad al rendirnos a lo que es y desde esa perspectiva que implica amor en vez de miedo, lo que antes lo veíamos como un problema ahora no lo percibimos como tal. Los problemas se experimentan primero en el pensamiento. Al renunciar a proyectar la sombra de nuestros juicios vemos que todo está iluminado y constituye una posibilidad de aprender a ser, amando incondicionalmente.