viernes, 26 de septiembre de 2014

ATRAPADO EN LA AUTOCOMPASIÓN? . EJERCICIO DE AYUDA


La autocompasión nos mantiene atrapados, sin que nos demos cuenta de ello y nos impide avanzar por la vida y disfrutar de la misma.
Evita que el sufrimiento y los problemas te lleven a la autocompasión y a sentirte víctima de las circunstancias o de los demás.

¿Por qué nos auto compadecemos?
La autoestima baja es uno de los mayores obstáculos en nuestra vida.
Nos hace sufrir y nos impide lograr aquello que deseamos.
Cuando nuestra autoestima es baja y no logramos el éxito deseado, buscamos un culpable.
Ya sea que nos culpemos a nosotros mismos o que culpemos a los demás, a la vida, la suerte, Dios, etc., si nos sentimos indefensos e incapaces de cambiar la situación, podemos acabar auto compadeciéndonos.
La autocompasión en sumamente limitante pero difícil de reconocer y aceptar, porque le damos un significado equivocado.
Para mucha gente significa estar "mal", ser débiles, incapaces y menos valiosos que los demás.
Esta forma de pensar es errónea.
En realidad lo único que indica la autocompasión, es que:
1. Durante nuestra infancia aprendimos una actitud que nos impide, actualmente, solucionar nuestros problemas y tener una vida mejor.
2. Necesitamos aprender a analizar la situación y nuestras habilidades, de una manera diferente.
Con frecuencia sentimos que nuestra vida y nuestras opciones están limitadas, sin darnos cuenta de que dicha limitación está causada por la autocompasión.
Todos hemos sufrido y todos hemos fracasado.
La diferencia entre los que se auto compadecen y los que no, es que los primeros se dedican a ver todo lo malo que les ha pasado y que no han podido evitar o solucionar y los otros se enfocan en lo que quieren que les pase y en lo que necesitan hacer para lograrlo.
Cuando creemos que nosotros tenemos poco o ningún control sobre lo que nos sucede, que el mundo y/o los demás se aprovechan de nosotros o nos causan daño, acabamos sintiéndonos incapaces y desempeñando el papel de víctimas.

Revisa tus emociones.
¿Cómo te sientes la mayor parte del tiempo?
¿Te sientes impotente, con poco control sobre tu vida?
¿Enojado con el mundo, la vida, Dios, tus padres, etc.?
Vives una gran parte del tiempo con la sensación de que, por mucho que hagas, no resuelves tus problemas y tu sufrimiento?
Si tus respuestas son afirmativas, tiendes a autocompadecerte y a sentirte víctima.
Recuerda que esta sensación, no es un reflejo de la realidad actual.
Es el reflejo de nuestras vivencias infantiles y del pensamiento y la percepción de un niño que vivió hace mucho tiempo.
Cuando nos autocompadecemos, no nos damos cuenta de que nuestra actitud es la que nos impide mejorar y buscar la solución adecuada.
Una actitud equivocada que aprendimos cuando éramos pequeños y estábamos realmente indefensos o cuando imitábamos algún adulto importante en nuestra vida.
Pero hoy, ya no somos ese niño pequeño, vulnerable e indefenso.
Hoy podemos cuestionar lo que se nos dijo y los modelos que tuvimos.
Cuando nos autocompadecemos, no podemos aceptar la responsabilidad de lo que le sucede.
Esta actitud puede ser el resultado de una realidad vivida.
El sentimiento de ser una víctima, no es inventado, pudo haber sufrido un abuso físico, sexual o emocional durante la niñez, la juventud e incluso la edad adulta.
La persona que vivió algún abuso, sí fue una víctima de las circunstancias, porque debido a su edad o situación, no tuvo ni la fuerza ni la capacidad y conocimientos para cambiar esa situación o alejarse de ella.
Pero cuando vive compadeciéndose y sintiéndose víctima, esos pensamientos y sentimientos vividos durante la niñez, siguen dominando su vida.
Sin darse cuenta, de que ella es ahora, su propio victimario.
Desarrolla un plan de vida.
Cuando tenemos metas claras, podemos motivarnos con mayor facilidad y reconocer los pasos necesarios para lograrlas.
Esto le da un sentido y un significado a nuestra vida, nos proporciona la sensación de control y aumenta nuestra autoestima.
Enfócate en los aspectos positivos de tu vida.
Todos los tenemos, simplemente no estamos acostumbrados a verlos o a reconocerlos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario